Resulta difícil imaginar un bosque frondoso con abundante flora y variada fauna en medio de un desierto. Sin embargo, la región de Coquimbo, en plena ciudad de Ovalle, ofrece esta particularidad que combina el verde tupido con la arena desértica del desierto de Atacama.
Ambos ecosistemas conviven gracias a un fenómeno climático: la “camanchaca” como se la conoce localmente, la cual consiste en la condensación de niebla producto del choque entre la corriente del Perú -con temperaturas gélidas- y los vientos del mar.
De esta manera, se mantiene un ambiente húmedo que permite la preservación del paraíso verdoso, declarado por la UNESCO como Reserva de la Biósfera, único sitio libre de contaminación lumínica de Latinoamérica.
Al oeste del Pacífico, y al sur del río Limarí, las casi 9 mil hectáreas entremezclan la arboleda hidrófila con pendientes suaves donde interaccionan el ecosistema árido y el hábitat espeso, donde se exhiben el árbol Olivillo, la Enredadera Epífita y el Copihue, la flor nacional de Chile, mientras que el mirador permitirá admirar el paisaje a orillas del Pacífico.
Acceder a la reserva podrá hacerse por dos vías terrestres y a través de las múltiples agencias de autos: si hace base en alguno de los hoteles u hostales en Santiago podrá tomar la ruta 5.
Mientras que desde La Serena y sus variados hostel también se tomará la ruta 5 hasta el kilómetro 387 lo que demandará poco menos de dos horas hasta llegar al parque nacional.