Constituída como la capital de Chile, Santiago se transformó en sinónimo de calidad de vida y fue escalando puestos constituyéndose como uno de los principales polos turísticos de América Latina. Pese al ritmo frenético de sus calles, la pulcritud, serenidad y seguridad permanecen intactos por lo que son los principales atractivos turísticos.
Dentro de sus principales atracciones se encuentra su estilo colonial, que ofrece satisfacción garantizada para los amantes de la arquitectura; el Centro Cívico ofrece la Plaza de Armas, el poniente del Cerro de Santa Lucía y el Palacio de la Moneda, mientras que el Barrio Bellavista y Barrio de Bellas Artes resultan imperdibles, estética y gastronómicamente.
Por otra parte, el Parque Metropolitano de Santiago ofrece la frutilla del postre: el Cerro San Cristóbal, con 1785 hectáreas, y una altura de 280 metros con senderos comunicantes y jardines temáticos que culminan en la Cima, una llanura con vista panorámica de la ciudad.
A la hora del alojamiento los hostales en Santiago serán una buena opción para hospedarse y sentar bases rumbo a la travesía por la metrópolis.
Viña Cousiño se erige como el principal punto de escape y cable a tierra donde la calma se contrarresta con el huracán de la metrópolis.
Fundada en 1856 por la familia Cousiño a quien debe su nombre, este paraíso desborda quietud en sus casi 120 hectáreas a poco menos de 45 minutos de la capital. En pleno Valle del Maipo, en la comuna de Peñalolén, Cousiño combina arquitectura del siglo XIX con viñedos, y centenarias parras cuyo aroma a uva con madera conforman una simbiosis hipnotizante para aquellos curiosos que la descubren.
A medida que la travesía penetra las plantaciones uveras, se vislumbra una clásica construcción de ladrillo: es la antigua bodega, que continúa en pie desde 1877, y permite explorar el mundo vitivinícola donde los procesos de fermentación y maduración son dominados por la madera, el acero y roble francés.