La capital irlandesa carga con una historia repleta de épicas guerras, sobre todo contra Inglaterra y Escocia, de las cuales muchas han sido llevadas a la gran pantalla y han llamado la atención al espectador, hasta tal punto que el país ha visto la oportunidad de fomentar el turismo histórico y no lo ha desaprovechado. Fundada en sus inicios por vikingos, hoy es una ciudad moderna y rica en cultura, capaz de cautivar a sus visitantes con su mezcla de las más antiguas tradiciones gaélicas. Además, gracias a su concurrido centro urbano y a sus verdes y naturales parajes de su alrededor, tiene la peculiaridad de atraer a turistas, tanto amantes de la metrópoli como del campo.
Irlanda es conocida como una de las cunas de las mejores cervezas del mundo, y esto es también motivo de interés para cierto sector turístico. Por esta razón es por lo que es importante señalar uno de los barrios con más pubs y ambiente nocturno de su capital, Dublín, que no es otro que el conocido como Temple Bar, considerado como uno de los barrios más atractivos y característicos de la ciudad. Destaca sobre todo por su gran vida nocturna y sus calles estrechas llenas de restaurantes y pubs, donde poder degustar una buena pinta irlandesa y, a la vez, disfrutar del ambiente que rodea a dicho barrio.
Como ya hemos citado anteriormente, la capital irlandesa trata con cuidado el turismo histórico debido a su cultura bélica. Y no hay mejor forma de disfrutar de él que visitando el Museo Nacional de Arqueología, que ofrece exposiciones que relatan la evolución de la civilización del país y que cuenta con objetos que datan desde el año 7.000 a.C. De hecho, no solo trata temas de historia local, sino que también poseen objetos del antiguo Egipto, como puñales utilizados en rituales de sacrificio o momias.
Incluso tendrás la oportunidad de visitar la Cárcel de Kilmainham, donde fueron prisioneros muchas personas que lucharon por la independencia de Irlanda. En la actualidad ya no cumple esa función, es un atractivo turístico más en el que podrás disfrutar de una visita guiada por las celdas, los corredores y las zonas comunes de lo que en su día fue, un auténtico infierno para sus reclusos por su humedad y por las auténticas atrocidades que se cometieron decenas de años atrás.