Seguramente hayas visto alguna que otra fotografía sobre la capital de Cuba, La Habana, y ya tengas una idea de qué te ofrece este maravilloso lugar, pero quizás no sepas todo lo que realmente esconde.
La Habana es una ciudad donde el día no muere al caer el sol, donde sus calles tienen vida propia y donde tropezar con pedazos de historia y de cultura es inevitable. Con un inmensamente rico patrimonio, este lugar es aquel al que debes ir si quieres descubrir la Cuba más auténtica, ya que no solo podrás mezclarte con sus vecinos como un cubano más y respirar el ambiente cargado de ritmo que encierran sus calles, sino que vayas donde vayas te encontrarás con inesperados edificios de una arquitectura totalmente digna de ser admirada, restos de su latente pasado revolucionario y un maravilloso casco histórico por el que perderte.
Esta parte más antigua y especialmente emblemática es La Habana Vieja, en la que los museos son tan numerosos y llenos de cultura que casi compiten con sus peculiares viviendas y en la que sus cuatro plazas coloniales serán paradas obligatorias durante tu paso por allí. La Habana también cuenta con otras zonas de enorme valor, como son Vedado, con espléndidas construcciones; Centro Habana, donde se ubica el significativo Capitolio Nacional; y el Parque Histórico Militar de Morro Cabaña, desde donde contemplar las mejores vistas de la ciudad, todas con el encanto de la Cuba más pura.
Aunque qué sería de La Habana sin su famoso Malecón, ese lugar de reunión y de paso, en el que pararse a ver pasar los peculiares carros americanos circulando o a ver cómo cae el sol sobre el mar, mostrándote una imagen de esas que se te quedan dibujadas en la retina.
Eso sí, todo aquel que pasa unos días en la capital cubana, no puede dejar de guardar algunos de los días en la isla caribeña para descubrir por sí mismo cómo son esas maravillosas playas que tan bonitas nos pintan. Fácil es comprobarlo en cualquiera de los pequeños paraísos más cercanos a la ciudad, como son el imprescindible Varadero o el célebre Cayo de Santa María, conocidos por alguna razón, por supuesto. Esa razón no es otra que sus playas que parecen sacadas de una postal, playas de aguas cristalinas y arenas blancas, esas con las que siempre sueñas cuando piensas en el Caribe.
Pero, delito sería pasar por Cuba y no visitar La Habana, porque es el lugar que mejor conserva la esencia de sus gentes, su autenticidad, a la vez que la modernidad se hace su hueco, conviviendo en perfecta armonía. Es el punto desde el que iniciar las rutas por el país y al que desearás volver por mucho que te sorprenda la espectacular naturaleza de mar y vegetación de la isla.
Fotografía Jaume Escofet